La idea de crear dinero virtual del Banco Central Europeo maduró después de que Facebook anunciara su intención de emitir una moneda digital. Pero solo ahora el asunto finalmente ha avanzado.

Como lo admitió el regulador, la pandemia lo obligó a acelerar la implementación de la iniciativa, es decir, un aumento en el número de compras en línea. Debido al coronavirus, el papel del efectivo como medio de pago comenzó a declinar significativamente.

Ya se sabe que la nueva versión del euro, que permitirá a los ciudadanos de la UE pagar sin monedas ni billetes, tendrá las mismas ventajas que las criptomonedas: transacciones instantáneas y una comisión mínima.

Sin embargo, a diferencia de bitcoin y otras monedas digitales, el euro virtual no será extraído ni por los usuarios ni por el regulador. El BCE planea crear una infraestructura ambientalmente segura y hacer que la moneda del futuro consuma varias veces menos energía que las criptomonedas populares.

En cuanto a la arquitectura del dinero digital, el Banco Central promete intentar combinar en ella elementos tanto centralizados como descentralizados.

También durante este período, los desarrolladores crearán un diseño para una nueva versión del euro. Uno de los puntos de referencia será la funcionalidad: la moneda digital debe cumplir con todos los requisitos modernos y las necesidades de los futuros usuarios, señala el regulador.

Sin embargo, la máxima prioridad en esta etapa será garantizar la confidencialidad y la seguridad. El BCE se compromete a estudiar detenidamente el probable impacto del activo virtual en el mercado a fin de evitar riesgos potenciales para los ciudadanos y la economía.

Al mismo tiempo, se informa que los desarrolladores excluirán la posibilidad de cobrar activos virtuales con el fin de evitar un posible blanqueo de capitales y evasión fiscal.

La nueva moneda se convertirá en la misma obligación para el regulador que su prototipo en papel, pero no hay ningún objetivo para ponerla en primer plano. El BCE llama la atención sobre el hecho de que el euro digital no sustituirá al sistema monetario clásico, sino que lo complementará en aras de la comodidad del usuario.

El trabajo en el proyecto piloto de la nueva moneda europea, que ya ha sido aprobado, se ha llevado a cabo durante 9 meses. Durante este tiempo, el regulador realizó muchos experimentos. Por ejemplo, se investigó el tema del acceso de los usuarios al dinero digital en ausencia de internet y también se analizó el límite de activos virtuales en circulación.

En los próximos 2 años, también continuarán las investigaciones y las pruebas. La tarea del regulador es desarrollar durante este tiempo una versión digital de la moneda única europea, que se utilizará en 19 países de la UE. Pero la introducción de un medio de pago virtual puede tardar otros 2 años.